Amor, Lamento della Ninfa, Monteverdi


Claudio Giovanni Antonio Monteverdi (15 Mayo de 1567. Cremona- 29 Noviembre de 1643. Venecia), compositor, gambista y cantante italiano. Marcó la transición entre la tradición polifónica y madrigalista del siglo XVI y el nacimiento del drama lírico y de la ópera en el siglo XVII. Es una de las figuras más importante en la transición entre la música del Renacimiento y del Barroco.

Lamento della Ninfa, madrigal de Monteverdi. Forma parte del octavo libro de madrigales, “Madrigales guerreros y amorosos” (1638)

Se caracteriza por las libertades rítmicas de la cantante, según la indicación del compositor: “qual va cantato a tempo dell’affetto del animo” (que va cantando siguiendo el tiempo del sentimiento).

El madrigal está compuesto para soprano, dos tenores, un bajo y bajo continuo, y el texto está basado en una canzonetta de Ottavio Rinuccini.

Se divide en tres partes:

Part I: Non havea Febo ancora (TTB)
Part II: Amor, dicea (STTB)
Part III: Si, tra sdegnosi pianti (TTB)

En las secciones primera y tercera el trío de dos tenores y bajo se mueven en el ámbito descriptivo y contemplativo característico del madrigal tradicional. Comienzan con el relato de la joven ninfa que deja su casa para internarse en el bosque clamando desconsoladamente por su amante que la ha abandonado, y finalizan con una moraleja acerca del amor.

La parte central está protagonizada por la ninfa entonando su patético lamento, con un viraje de la tercera a la primera persona, característica del genere rappresentativo muy utilizado por Monteverdi en el octavo libro de madrigales. El carácter teatral es intensificado por las libertades rítmicas que Monteverdi concede a la cantante, “que va cantando siguiendo el tiempo del sentimiento” (“qual va cantato a tempo dell’affetto del animo”), de acuerdo a la indicación del compositor.

Esta libertad rítmica se equilibra con el bajo ostinato, una serie de cuatro acordes descendentes (la, sol, fa, mi) que se repite a lo largo de toda esta sección, y que establece el ordenamiento armónico de toda la pieza.

A la voz de la soprano se suma el comentario de las voces masculinas, que contemplan la escena y se compadecen de la ninfa, repitiendo en forma irregular la estrofa “Miserella, ah più no, no, tanto gel soffrir non può”. De esta manera se establecen dos planos sonoros que subrayan el dramatismo de la escena.

 

Amor, dov’è la fe’che il traditor giurò? Amor, dicea; il ciel mirando il pie fermò. Fa che ritorni il mio amor com’ei pur fu, o tu m’ancidi ch’io non mi tormenti più. Non vo’ più ch’ei sospiri se non lontan da me; no, no che i suoi martiri più non dirammi affè. Perchè di lui mi truggo tutt’orgoglioso sta che sì, che sì, se’l fuggo ancor mi pregherà. Se ciglio ha più sereno colei ch’el mio non è, già non rinchiude in seno amor, sì bella fe’! Nè mai sì dolci baci da quella bocca havrà, nè più soavi -ah, taci, taci, che troppo il sa. (Miserella! ah più no, no tanto gel sofrir non può.)

Letra traducida

Febo no había todavía

revelado al mundo el día,

cuando una muchacha salió

de su propia casa.

Sobre su pálido rostro

afloraba su dolor,

y a menudo provenía

de su corazón un gran suspiro.

Andando sobre las flores

iba vagando, aquí, allá,

llorando de esta manera

su amor perdido:

 

 

«Amor», decía, deteniendo el pie,

mirando el cielo,

«¿Dónde, dónde está la fidelidad

que el traidor me juró?»

Pobrecilla, no puede más, ay,

ya no puede soportar tanto sufrimiento.

«Haz que vuelva mi amor

tal como antaño fue,

o déjame morir, para que

no sufra más.

No quiero ya que él suspire

sino estando lejos de mí,

no, no quiero

que me dé más dolores.

Pues el saber que por él ardo

satisface su orgullo,

quizá, quizá al alejarme

él, a su vez, empezará a rogarme.

Si ella tiene para él más serena

mirada que la mía,

sin embargo no alberga en su seno

un amor que sea tan fiel como el mío.

Ni tendrá nunca

besos tan dulces de esa boca,

ni más tiernos, ay calla,

calla, él bien lo sabe.»

 

 

Así, entre amargas lágrimas,

llenaba el cielo con su voz;

así en el corazón de los amantes

el amor mezcla el fuego con el hielo.

 

Fuentes:  Yolanda Sarmiento,  Ottavio Rinuccini, Wikipedia

 

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